“… luz de esperanza en el prosaico abismo…" Gerardo Diego
Palabras salvadoras se enredaban entre tus labios dulces y los míos, como hiedras mediando los silencios, como el anciano puente reflejado en la corriente amarga de los días. Salvado fui, salvada de la hoguera, salvados, redimidos por tu verbo. ¡Oh, la quietud brillante y redentora que apaga la fatiga del vacío! ¡Oh, lasitud del alma arrebatada en las noches de insomnio y soledad! Los versos de tus sueños han vestido sus malvas ya y segado aquellos tallos que en la umbría del bosque me brotaban; las olas insensibles e indolentes pulen los cantos vivos de tu nombre que yace mudo y silente en la orilla. ¿O se fue a otro mar, oh Sherezade, a buscar otros cantos y otras noches? Perdido y condenado el mío espera que tu saliva vuelva y que lo endulce.
Retamar, mayo de 2007