Dado que es un hecho constatado que las obras escritas por mujeres españolas a lo largo de la historia han permanecido ausentes de nuestros manuales de literatura, nos proponemos aquí rescatar el nombre de algunas de ellas que puedan servirnos de botón de muestra para saber que esa ausencia en los textos oficiales no es sinónimo de inexistencia. A lo largo de varias entradas en nuestro blog dejaremos constancia de las obras de autoras que desde la Edad Media hasta nuestros días nos obligan a replantearnos la historia de la literatura incluyendo la aportación de estas mujeres a la escritura de su tiempo.
Juglaresas, cantaderas y danzaderas están documentadas ya en las cortes de los siglos XIII y XIV. Una de las más famosas juglaresas medievales María Pérez «la Balteira», vivió en la corte de Alfonso X el Sabio. Esta soldadeira, procedente de Galicia, tuvo acceso a los círculos literarios y cortesanos de la época. En un momento en que la mujer podía elegir únicamente entre dos destinos, el de casada o monja, la Balteira eligió, aún a costa de su reputación, la profesión de juglaresa.Y decimos a costa de su reputación porque recibió poemas de escarnio por parte de muchos trovadores del momento e incluso del mismo rey Alfonso X. Desgraciadamente, no conservamos sus composiciones pero sí poseemos noticias de que era una excelente bailarina y de que tocaba varios instrumentos: castañuelas, pandero, guitarra…

Al igual que la Balteira podemos mencionar nombres como los de Isabel González , doña María Sarmiento, Florencia Pinar… Sin ovidar, por supuesto, a todas aquellas damas que con el nombre de «puellae doctae» vivieron, estudiaron y escribieron en la corte de los Reyes Católicos.
Florecia Pinar es casi la única voz femenina que logró colarse en los cancioneros. Os dejamos un poema de la autora dedicado al amor.
Ell amor ha tales mañas
que quien no se guarda dellas,
si se l´entra en las entrañas,
no puede salir sin ellas.
Ell amor es un gusano,
bien mirada su figura:
es un cáncer de natura
que come todo lo sano.
Por sus burlas, por sus sañas,
dél se dan tales querellas
que, si entra en las entrañas,
no puede salir sin ellas.
Florencia Pinar