Blog de la Biblioteca Municipal de Alange

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Picasso «Las bañistas». Hoy leemos un cuadro

Posted by Paqui Zurita en agosto 7, 2011

 

Las bañistas. 1918. Óleo sobre lienzo. 26.3 x 21.7 cm. Musée Picasso. París (Francia) 

 

   En este pequeño óleo, lo primero que capta toda la atención del espectador son las extrañas proporciones de las tres figuras femeninas de la composición, estilizadas y colosales, escultóricas y de poses audaces. Nos encontramos ante “Las Bañistas”, donde Picasso nos presenta dos figuras femeninas en traje de baño sobre la arena de la playa, mientras otra, un poco más allá, ondea su pelo al viento. La primera de ellas, con bañador color malva, se nos muestra de espalda, con la cabeza girada a la derecha sobre un potente cuello y medio perfil, a la izquierda de la vertical dorsal, con sus dos manos se escurre el resto del agua que permanece en el cabello tras el baño, la pierna derecha descansa sobre la arena mientras que la izquierda, flexionada, soporta el peso y equilibrio del cuerpo. La siguiente figura, con traje de baño carmesí, yace descuidada en una diagonal cuyos extremos lo componen su brazo izquierdo, en una flexión imposible, y la pierna derecha extendida completamente, la joven está adormecida sobre una pequeña elevación que se insinúa sobre la arena, una toalla que sujeta con su mano derecha protege el redondeado rostro del sol, su pierna izquierda doblada en ángulo recto descansa sobre la blanca arena de la costa. El centro de este trío femenino, y que reclama mayor atención, tanto por parte del autor como del espectador, es, sin duda alguna, la muchacha que en despreocupado ademán e imposible torsión corporal, con bañador verde agua rayado en blanco, introduce los dedos de ambas manos entre los mechones de su larga cabellera negra en ademán de sacudirla al aire, bien para secarla o bien para eliminar el resto de arena del mismo, el brazo izquierdo enmarca un rostro que se  gira en riguroso perfil y absoluta desproporción hacia el sol del luminoso día. Hacer notar que los rostros de las bañistas van ganando en detalles y expresividad conforme avanza la composición de derecha a izquierda.

    Un paisaje marino rebosante de aire y luz, dominado al fondo por el faro de Biarritz, es la excusa utilizada por Picasso para enmarcar a “Las Bañistas”. El renovado interés  del pintor malagueño en esta época por los dibujos realistas a menudo lo llevó a copiar fotos y postales que encontraba o le enviaban algunos amigos, como es el caso de esta instantánea que capta la línea de costa del Cabo deMiguel, con el faro al fondo. En el paisaje aquí pintado domina la línea recta, dividiendo el cuadro en tres franjas horizontales. La que cubre la zona superior del pequeño cuadro está dominada a la derecha por el escollo del Cabo con el faro sobre su punta y unas nubes blanquecinas que quedan patentes tras la silueta vertical del mismo, otras tantas aparecen difuminadas ocupando el resto de un cielo brillante y pleno de luz y color. En la franja intermedia, un velero con vela triangular completamente blanca y desplegada es mecido por un apacible brisa marina, a su derecha se adivinan dos escollos rocosos donde van a romper las olas y la izquierda de esta zona, repleta de agua marina, es irrumpida bruscamente por un roca oscura de la arena de la playa que contrasta fuertemente entre ésta y el verde de la inmensidad del horizonte marino. Por último, la franja horizontal inferior es ocupada por las bañistas sobre la arena de la playa. La joven que se nos muestra de pie participa de estas tres franjas espaciales y le sirve a Picasso como elemento divisorio vertical del contenido figurativo del óleo, el paisaje marino y las otras dos figuras, de modo que este conjunto llena casi completamente la zona derecha del cuadro, dejando prácticamente vacía su izquierda.

    Picasso pintó “Las bañistas”en 1918 durante su estancia en Biarritz donde se encontraba de luna de miel con Olga Koklova, bailarina rusa del ballet de Diaguilev. El Picasso de Biarritz está enamorado y sereno, pleno de vigor y creatividad, queda fiel reflejo en sus telas y plasma en ellas la intensidad de sus emociones. Las pinturas de Picasso nos transmiten todo lo que sentía y vivía, sobre todo, en lo referente al amor. Éste  va a constituirse en el hito que va a delimitar un estilo y el siguiente: cada vez que el genial artista se enamora, cambia su estilo pictórico.

    En esta obra se observa un estudio del movimiento que representó para Picasso un deseo de reanudar, tras la Primera Guerra Mundial y como consecuencia de su estancia en Italia en 1917, el dialogo con el mundo clásico. Poco importa que rechace un ideal prefabricado de belleza. Lo importante es que se interesa de nuevo por el uso de formas escultóricas e imágenes que reflejan grandiosidad y figuras robustas, pesadas. Aquí creó bañistas infladas e informes, donde no existe corrección anatómica sino pura deformación por un fin estético, con cabezas muy pequeñas y grandes cuerpos, así como en actitudes corporales imposibles de realizar. Picasso ablanda los huesos para que los miembros de las figuras obtengan un aspecto sinuoso, alarga los cuellos, los brazos, verdaderos protagonistas de la escena, captan el momento vital de cada una de ellas  y   unos pies diminutos, apenas dibujados, rematan unas rotundas piernas. En este sentido, Picasso declaraba haber aprendido de Ingres el modo de descomponer y recomponer a su gusto el cuerpo humano (este tratamiento heterodoxo del cuerpo fue algo que jamás comprendió la crítica del siglo XIX, que tachó a Ingres de pintor excéntrico. Véase como ejemplo “El baño turco”, “La bañista de Valpinçon” o “La Gran Odalisca”).

    “Las bañistas” de Biarritz de Picasso inspiraron e influyeron en la visión del estudio Durbach Block, arquitectos australianos, para idear una casa en la costa de Sydney al considerar la obra del pintor malagueño como una visión pictórica de los espacios y como alternativa para ofrecer una interpretación de la arquitectura orgánica. Hollman House está situada al borde de un acantilado a 70 metros de altura acompañando el paisaje recortado a partir de una disposición arquitectónica que se acopla al paisaje.  En lo recortado del paisaje emerge la edificación, con una serie de espacios vivos que se debaten entre los salientes y los entrantes sobre el mar en comunión con el sol y la costa.

 

   Francisca Zurita Corbacho

 

 

5 respuestas to “Picasso «Las bañistas». Hoy leemos un cuadro”

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    Buenas tardes, me gustaría poder leer en esta sección algunos de mis cuadros favoritos, como es «Mar Glacial» de Friedrich, «La noche estrellada» de Van Gooh, «Bonaparte cruzando el Puerto de Gran San Bernardo» de Jacques-Louis David o no sé cualquiera de Velázquez.

    Saludos.

  3. Pedro Ferreira said

    Magnífico análisis, doctora. Esperamos impacientes la próxima entrega. ¿Tal vez Vázquez Díaz?
    Besicos desde mi bahía.

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